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El papa Francisco: primer pontífice latinoamericano y jesuita

  • tudiaaldia
  • 27 abr
  • 3 Min. de lectura

El funeral del Papa Francisco celebrado en una abarrotada Plaza de San Pedro
El funeral del Papa Francisco celebrado en una abarrotada Plaza de San Pedro

El Papa Francisco falleció el 21 de abril de 2025 en la Domus Sanctae Marthae, en la Ciudad del Vaticano, a los 88 años de edad.

 

Su funeral se celebró el sábado 26 de abril de 2025 y fue un evento de enorme relevancia mundial, marcado tanto por la masiva asistencia de fieles y líderes internacionales como por la sencillez que él mismo dispuso para su despedida.

 

  Miles de personas llegaron a la Plaza San Pedro a despedir al papa    


Más de 400,000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro para rendir homenaje al pontífice, junto a delegaciones de 148 países, 10 reyes y numerosos jefes de Estado y de Gobierno.    


El funeral fue presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.    


La ceremonia comenzó a las 10:00 horas locales, con el repique de campanas y el traslado del féretro, cubierto únicamente por el libro del Evangelio abierto, desde la Basílica de San Pedro hasta el altar en la plaza.    


El ambiente estuvo marcado por el recogimiento y el respeto, con un largo aplauso de los presentes al inicio del acto y momentos de profundo silencio.    


El deseo del papa Francisco    


El Papa Francisco dejó claros varios deseos fundamentales en su testamento, para sus últimos momentos y su despedida final, entre ellos morir en casa sin intubación.    


Francisco expresó de manera explícita que quería morir en su residencia, la Casa Santa Marta en el Vaticano, y no ser trasladado al hospital, aun en caso de agravamiento de su salud.    


Su médico personal, Sergio Alfieri, confirmó que el Papa había pedido “morir en casa” y que no se realizara ningún tipo de “ensañamiento terapéutico”, en particular, que no fuera intubado bajo ninguna circunstancia.     


Esta decisión fue respetada por su equipo médico y su asistente personal de salud, Massimiliano Strappetti, quien veló por que se cumplieran sus deseos hasta el final.      


Otro de sus últimos deseos fue no ser sepultado en las grutas vaticanas, como es tradición para los papas, sino en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.     


Este lugar tenía un significado especial para Francisco, ya que solía acudir allí a rezar antes y después de cada viaje internacional y mantenía una profunda devoción a la Virgen María.      La elección de este sitio subraya su sencillez y su intención de romper con ciertos protocolos tradicionales del Vaticano.    


En su testamento, el papa Francisco también manifestó su deseo de que su funeral y su sepultura se realizaran con humildad y sin ostentación, reflejando el tono sobrio y contemplativo que marcó su pontificado.  No buscó grandes monumentos ni gestos grandilocuentes, sino una despedida alineada con su vida de servicio y cercanía a los más necesitados.    


Tras la misa y los ritos finales, el féretro fue trasladado en procesión por las calles de Roma hasta la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado según su voluntad, en una tumba sencilla, sin ornamentación y con la única inscripción: "Franciscus".    


El entierro se realizó en una ceremonia íntima, a puerta cerrada, con la presencia de familiares y el cardenal camarlengo.    


El Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y jesuita, será recordado por su esfuerzo en hacer de la Iglesia una institución más inclusiva, humilde y cercana a los pobres, así como por su defensa de los refugiados y su condena a la violencia y las guerras.    


Próximos pasos en el Vaticano después de la muerte del papa

 

Tras el funeral, se inició el periodo de "Novendiales", nueve días de luto con misas diarias en memoria del papa difunto, que concluirán el 4 de mayo.

 

Paralelamente, los cardenales se reúnen para preparar el cónclave en el que se elegirá al próximo Papa.

 

El sepelio del Papa Francisco ha sido un acontecimiento histórico, tanto por la magnitud de la despedida como por el mensaje de sencillez y humanidad que quiso transmitir hasta el final de su vida

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